
Cortesía: Efraín Hernández
Hidalgotitlán, Ver. — Miles de familias ponen en riesgo su vida todos los días al cruzar el río Coatzacoalcos, considerado uno de los más peligrosos del estado por su gran profundidad y fuerte corriente. En esta zona del sur de Veracruz, donde la infraestructura es prácticamente inexistente, el transporte acuático improvisado ha sido por décadas la única forma de conexión entre comunidades.
El hundimiento de una panga el pasado 2 de septiembre —rescatada hasta el martes 9 y completamente inservible— volvió a encender las alarmas entre los habitantes de Hidalgotitlán, Minatitlán y Uxpanapa. La embarcación era utilizada por decenas de personas diariamente, y su colapso dejó incomunicadas a más de 30 comunidades rurales, cuyas actividades económicas, educativas y de salud dependen de este cruce fluvial.
Aunque autoridades municipales de Hidalgotitlán lograron sacar la panga del agua, el daño fue total. Su reparación implicaría un gasto millonario que no está al alcance del ayuntamiento. Pero los pobladores ya no quieren parches ni soluciones temporales: exigen la construcción urgente de un puente vehicular que garantice su movilidad y seguridad, una obra que hasta hoy sigue ausente en los planes del Gobierno estatal y federal.
Más que un accidente, un reflejo del abandono
El río Coatzacoalcos no solo divide a los municipios; también separa a sus habitantes de las oportunidades, del acceso a servicios básicos y de una vida digna. La falta de un puente no es solo un problema logístico: es el símbolo de una política de abandono que se ha perpetuado por generaciones.
Durante la temporada de lluvias, el peligro se multiplica. La corriente se intensifica, las embarcaciones colapsan o se pierden, y la posibilidad de accidentes crece. Mujeres, niños, trabajadores del campo y personas de la tercera edad arriesgan la vida en cada cruce. En muchos casos, no hay chalecos salvavidas, no hay personal capacitado, no hay control alguno. Solo tablas viejas, motores desgastados y una soga cruzando el afluente.
“Cada que pasa algo, vienen y prometen. Pero se van y todo sigue igual”, mencionan pobladores que han documentado otros incidentes similares. Las comunidades han aprendido a sobrevivir sin apoyo, pero el hartazgo es generalizado.
Una necesidad urgente, no un lujo
El puente que piden no es un capricho ni un proyecto de relumbrón. Se trata de una obra esencial para garantizar el derecho a la movilidad, a la salud, a la educación y al desarrollo. En condiciones normales, un viaje entre una comunidad de Uxpanapa y la cabecera municipal de Hidalgotitlán puede tomar más de dos horas, dependiendo del clima y del estado del río.
La conexión directa mediante un puente reduciría significativamente los tiempos de traslado, facilitaría el transporte de productos agrícolas y ganaderos, y activaría el comercio regional. Además, brindaría respuesta a una necesidad histórica que ha sido sistemáticamente ignorada por las administraciones en turno.
La población insiste: no se trata solo de sustituir la panga hundida, sino de eliminar definitivamente el riesgo. Quieren dejar de depender de una cuerda para cruzar el río. Quieren dejar de poner en juego la vida de sus hijos cada vez que van a la escuela.
Exigen respuesta a Rocío Nahle y a Claudia Sheinbaum
Los habitantes han hecho un llamado público y urgente a la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García, y a la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, para que se tome en serio esta demanda. La región sur no puede seguir esperando más promesas mientras se acumulan los accidentes y se agudiza el rezago.
El colapso de la panga fue solo el detonante más reciente, pero el problema es estructural. Durante años se ha invertido en infraestructura carretera en zonas urbanas y turísticas, pero se ha dejado fuera a regiones enteras del sur veracruzano que siguen dependiendo de medios arcaicos de transporte.
Las comunidades advierten que la omisión gubernamental puede costar vidas. El puente no es solo una exigencia legítima, sino una urgencia que debe colocarse en la agenda inmediata del gobierno estatal y federal.



