
En conferencia de prensa realizada esta tarde en la Cámara de Diputados, la legisladora federal priista Lorena Piñón Rivera celebró la aprobación de la reforma a la Ley del Servicio Exterior Mexicano (SEM), que incorpora la paridad de género como principio vinculante en los procesos de ascenso y designación diplomática. “No estamos hablando de una cuota, sino de un cambio estructural que garantiza que el mérito y la capacidad se evalúen en condiciones de igualdad real, no de ficción”, afirmó.
Piñón Rivera destacó que México cuenta con solo un 25% de embajadoras, «mientras los países nórdicos superan el 40% de mujeres embajadoras, en México el techo de cristal diplomático sigue siendo una muralla institucionalizada. Esta reforma viene a demolerla con decisión y justicia”, sostuvo la diputada, al subrayar que el 34% de mujeres en el SEM contrasta con la mitad de la población nacional, una brecha que calificó como estructural y persistente.
La legisladora agradeció a los coordinadores de todas las bancadas parlamentarias por haber respaldado esta reforma, “porque demuestra que la equidad de género no es una bandera partidista, sino una convicción de Estado. Cuando un país asume la igualdad como valor diplomático, fortalece su legitimidad internacional y amplía su poder”, señaló.
En su mensaje, recordó a Rosario Green Macías, primera mujer canciller y embajadora de carrera, “quien abrió camino para que las mujeres del servicio exterior no solo participen, sino que dirijan con visión y solvencia la política exterior mexicana”. También evocó a Patricia Espinosa, cuyo liderazgo en la COP16 de Cancún “demostró que las diplomáticas mexicanas poseen capacidades únicas en la mediación y la construcción de consensos globales”.
La diputada subrayó que la diversidad de género fortalece la diplomacia contemporánea; “los equipos diversos generan análisis más completos y soluciones más sostenibles”, y añadió que las diplomáticas mexicanas “han mostrado especial efectividad en áreas críticas como derechos humanos, seguridad humana y cooperación al desarrollo”.
“México invierte millones en formar diplomáticas de carrera —añadió—. No podemos darnos el lujo de desperdiciar ese talento por estructuras informales que perpetúan estilos obsoletos y excluyentes. La paridad no es un gesto simbólico: es eficiencia institucional, justicia social y cumplimiento del artículo 1 constitucional”.
Finalmente, Piñón Rivera sostuvo que esta reforma abre una puerta real para las jóvenes con vocación diplomática, y aseguró que el nuevo marco normativo garantizará que la igualdad sustantiva deje de ser una promesa y se convierta en práctica cotidiana del Estado mexicano. “Las mujeres ya no queremos mirar el servicio exterior desde el margen, queremos ocuparlo, dirigirlo y transformarlo desde dentro, con la autoridad que nos da el mérito y la convicción”.

