
La artista venezolana que encontró en México su nuevo lienzo
Por Jorge A. González
Periodista Freelance
Veracruz, Ver. Martes 7 de Octubre de 2025. Con la energía de quien vive para crear, Andrys Villarreal habla frente a la cámara desde su taller lleno de colores. Entre bastidores y pinceles, la artista plástica venezolana —egresada de la Escuela de Bellas Artes en su país— confiesa que pinta todos los días porque “no puede no hacerlo”. Su obra, dice, es una extensión de su ánimo, de sus emociones y de su gratitud hacia la vida.
“Soy una artista geométrica, impresionista y figurativa a la vez”, explica con una sonrisa. “Trabajo a partir de manchas, de estructuras, y dejo que las formas vayan apareciendo solas. A veces planeo, pero casi siempre dejo que la obra me hable”.
Andrys Villarreal dejó Venezuela no solo por buscar nuevos horizontes artísticos, sino también por las dificultades sociales y la falta de acceso a recursos básicos. “Había cosas tan simples como medicamentos que ya no se conseguían”, recuerda.
“Tuve que tomar la decisión de salir y seguir trabajando, porque el arte también era una manera de sobrevivir”. México, dice, la recibió con los brazos abiertos: “es un país donde la cultura late en todas partes; aquí pude volver a crear, a soñar y a sentirme viva”, mencionó la creadora.
Radicada en México desde hace algunos años, Villarreal ha logrado llevar sus creaciones a Venezuela, Argentina, España, Estados Unidos y próximamente Italia. Sus cuadros —llenos de color, textura y símbolos— son, como ella misma dice, una manera de celebrar la vida, incluso en medio de la adversidad.
Su conexión con México ha sido profunda. “Al principio no entendía cómo aquí se podía celebrar la muerte”, pero luego de revivir ante el COVID-19, “ fue cuando conocí las Catrinas, comprendí que el color y la alegría también son una forma de honrar la existencia. Esa experiencia me marcó”.
Inspirada en esa revelación, prepara su participación en una colección utilitaria, donde sus obras se trasladan a prendas de vestir: playeras, guayaberas y vestidos que permiten “llevar un pedacito de arte” a la vida cotidiana. “No todos pueden comprar una pintura original, pero sí pueden vestir arte. Eso también es compartir alma”, dice.
Además de su labor como pintora, Andrys es emprendedora, promotora y restauradora. Se levanta temprano cada día, mezcla sus propios materiales y prepara los pigmentos que luego darán vida a sus composiciones. “Hago mis propios materiales porque así controlo el resultado. Si algo no me gusta, lo dejo reposar hasta que la pintura me vuelva a hablar”, comenta.
Entre sus influencias menciona a Armando Reverón y Oswaldo Vigas, maestros venezolanos cuya fuerza plástica la inspiró desde sus años de formación. Su exposición Palenque: una mirada sensible ha sido una de las más queridas por el público y por la propia artista: “ahí puse mucho de mi historia y mi homenaje a la raíz afrodescendiente”.
Actualmente, su obra se puede apreciar en Galería 21 de Polanco, y próximamente en la Biblioteca de la Condesa y en la Universidad Politécnica del Valle de México. También planea una visita a Veracruz, un lugar que considera “entrañable y lleno de color”, donde presentará parte de su nueva serie inspirada en la vida, la mujer y la memoria.
“El arte nos salva, nos hace reflexionar, nos devuelve el sentido cuando lo perdemos”, asegura. “Yo agradezco cada día a México, a su gente, y a la oportunidad de seguir pintando.
Así, entre pinceladas, geometrías y emociones, Andrys Villarreal pinta la historia de una mujer que encontró en el color su manera de agradecer la vida.


