Ante la injusticia, la dilación, corrupción, favoritismo que ha caracterizado a la Fiscal General del Estado, Verónica Hernández Giadáns y su caso inminente salida, se abre un espacio que debe llenarse por capacidad, trayectoria y solvencia moral.
Hoy varias asociaciones de abogados y muchos litigantes ya tiene una figura que sería una de las mejores opciones para que haya una verdadera impartición de justicia en el estado de Veracruz, se trata del Juez de Control José Clemente Zorrilla Rostro.
Es que el juez Zorrilla Rostro ha construido una carrera que combina experiencia, rigor técnico y un profundo respeto por los derechos humanos. No se trata de un funcionario más: es un operador de justicia que, durante años, ha demostrado que la ley puede ejercerse con equilibrio, firmeza y humanidad.
La Fiscalía necesita justamente eso:
un liderazgo con autoridad jurídica, integridad personal y verdadera independencia.
Lo que distingue al Juez de Control José Clemente Zorrilla Rostrono es solo su conocimiento exhaustivo del CNPP, sino su capacidad para mantener serenidad y claridad incluso en las audiencias más complejas. Ha sido —y quienes litigan lo saben— un juez que no se doblega ante presiones, que no improvisa y que fundamenta cada resolución con una solidez que hoy escasea. Ese temple, esa ética y esa congruencia no son reconocimientos de cortesía: son cualidades esenciales en quien podría encabezar la institución responsable de perseguir el delito en Veracruz.
Los abogados están urgidos de que la Fiscalía General del Estado salga de esa etapa crítica en la que se encuentra empantanada por culpa de la misma titular.
