Tener paz en casa, en el trabajo, en la escuela, y aun más importante, en el corazón, es algo que no tiene precio. Cuando entregamos totalmente nuestra vida al Señor sabemos que él tiene el control y eso nos llena el corazón de paz, aun cuando las cosas se ponen difíciles.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:7)
Son muchas las situaciones que intentan robarnos la paz en el transcurso de cada día. Podemos rendirnos ante la ansiedad y sufrir las consecuencias, o podemos resistir llenando nuestro corazón con la paz de Dios. Siempre podemos acudir a Dios en busca de ánimo, aliento, fuerzas y paz. Él da generosamente al que se lo pide y su provisión nunca se agota.
No permitas que las preocupaciones de la vida controlen tu ser y tus sentimientos. Lleva tus cargas y dificultades a Dios, apóyate en él, mantente firme en sus promesas y recibe la maravillosa paz que solo él te puede dar.
No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:6-7)
Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.
(Isaías 26:3)
Buenos días, ¿Estás pasando por momentos difíciles? Recibe aliento y paz, aprendamos a descansar en las promesas con que Jesucristo nos bendice
